martes, 8 de junio de 2021

Marea

Un día jugué a ser escritora con mi compañero de trabajo. A veces nos aburríamos y hablábamos de anarquismo o pedagogía. Y los dos aprendíamos, o al menos yo. Nos amargábamos sabiendo que estamos en una caja sistemática, llena de piezas que se mueven y vuelven al lugar, que nos mienten y nos hacen creer que somos libres. Y entonces abríamos los ojos por un momento, nos enojábamos con la sociedad, y volvíamos a ser parte de ella. Pero nos divertíamos un rato, era mejor que atender a las personas que venían a comprar, con sus caras o su mal humor, con su casi nula educación, con su prepotencia. Un día se le ocurrió que escribamos. Usó un método que yo ya había utilizado, no recuerdo con quién. –El cadáver exquisito- me resuena en la mente. Me pidió un papel de color, y escribió todo un lado. Me lo devolvió, y me propuso que siga su historia. Y así, yo escribí y se lo devolví. Armamos una historia hermosa, pero historia al fin. Irreal, efímera, y así fue, como debía ser.

jueves, 26 de enero de 2017

Rebelde


Fuerte como la montaña,
firme como las raíces del Hyperion.

Transparente cual agua de deshielo, 
también fría, refrescante, pura.

Como el cielo eres cambiante,
despejada, gris, ruidosa o calma.

Y con el perfume de las flores,
el porte de las aves,
el poder de las rocas.

Tienes furia de leona,
eres mar turbulento,

tierra y firmamento.
Eres recipiente,
creadora de magia.
Tienes la hermosura de cada mañana.
Tienes la nostalgia de cada madrugada.


sábado, 25 de junio de 2016

Pequeños relatos de una joven que no entiende.

NO TODO ES LO QUE PARECE.

Tome el tren de las quince treinta.

Frente a mi, una mujer cebaba mate a su marido mientras sus dos hijos peleaban por mirar a través de la ventana. Habían subido hacía media hora aproximadamente. El más grande, de unos cinco años y rulos rubios, que por lo que oí, al parecer se llamaba Juan, pedía la atención de la mamá señalando todo lo que veía y evidentemente le sorprendía, mientras la chiquita refunfuñaba en el asiento cruzada de brazos por haber perdido el lugar del lado de la ventana. En uno de sus llamados, la señora levantó su mirada para verlo, y el movimiento del tren y su falta de atención hicieron que vuelque un poco de mate sobre su pierna. Al lado mío, su marido comenzó a aplaudir mirándola con ojos coléricos, soberbios.
Pensé en todo lo que dejaba atrás, todo lo bueno y todo lo malo. Ya conocía muy bien ese tipo de miradas, esa especie de miedo que generaban, a pesar de que uno no haya hecho nada malo. Uno se quema, y encima tiene que soportar que se enojen, que te subestimen, no se explicarlo. Causa impotencia.
La mujer se limpió con una toalla que sacó de su bolso, rápido, sin mirar nada más que la mancha y su mano. Guardó la toalla y siguió cebando. Yo creo que estaba estremecida, no sólo por el pequeño accidente, algo más le había pasado o estaría por pasarle. Quizás por eso, para romper el hielo o no sentirse sola, ya que su marido estaba inmutable; me invitó un mate con un esbozo de sonrisa. Acepté de inmediato y le agradecí. Era un mate tan rico como el que tomaba con Lourdes y Victoria en la plaza de San Telmo; en esas tardes maravillosas de feria.
De a poco comenzamos a charlar, a medida que su marido ponía cada vez peor cara. Me dijo que venían de Chascomus, y su destino era la casa de unos parientes en zona sur. Entonces le dije - disculpe mi curiosidad, pero no entiendo. Este tren los aleja aun más de su destino-
Sonrió. - Es que antes debemos recoger a otro pariente en Lujan, para llevárselo a aquellos.-
-¡Ah! Está bien, es que de pronto creí que había tomado el tren equivocado- Le dije con alivio. Había temido equivocarme en algo tan cotidiano.
Seguimos tomando mate en silencio, mientras su marido y los niños dormían. (Por suerte)
La mirada de la mujer iba y venía, se fijaba en un lugar unos minutos, y luego seguía dispersa, buscando. Por momentos abría la boca como queriendo decir algo, y al instante se arrepentía. Así pasaron varios minutos, hasta que se atrevió a decir:
 - Acompáñeme por favor, vamos a sentarnos a aquellos dos asientos así no los despertamos y tomamos mate tranquilas.- Nos mudamos a esos asientos, ubicados del otro lado del pasillo del vagón y un poco más atrás.
-Vamos a buscar a mi prima. -dijo- Falleció hace unas semanas. Estaba muy enferma y prometí que la llevaría a conocer el barrio de nuestros abuelos. No creí que tuviera que ser en esta situación, pero así son las cosas. Voy a esparcir sus cenizas en el barrio de Banfield-
A pesar de que no fue mi tradicional curiosidad la que esta vez impulsó a la mujer a contarme un poco más, inevitablemente me sentí curiosa, incómoda. Iba a darle una palabra de aliento, o mi pésame, iba a decirle algo que se me ocurriera apropiado cuando me interrumpió - Es la madre de Juan, el más grande, pero el niño no lo sabe-
Mi asombro crecía cada vez que esta bendita mujer abría la boca.
- Cuando Elizabeth enfermó Juan Cruz tenía dos meses, entonces yo me hice cargo de el. No se sorprenda, que hay más.- Habría notado mi cara perpleja. Bajó la voz a un tan suave hilo de sonido, que tuve que leerle un poco los labios para entenderle. Me dio un mate y continuó.
-Mi marido sí es el padre biológico, el se encamaba con mi prima mientras yo salía a trabajar. En ese tiempo Elizabeth tenía veintitrés años y vivía con nosotros, y juntas comenzamos a cocinar empanadas para vender en los negocios del barrio. Nos iba muy bien, pero a ella le iba mejor en otras cosas también. Bueno, eso creía yo.-
Desconcertada, pregunte -¿Y cuando supo usted todo esto?-
-Apenas quedó embarazada. Me lo dijo sin pelos en la lengua, ¡me parecía tan deschavetada! Pero el no dijo nada. Ni una palabra, me miraba irónico, frío, parecía contento con mi angustia. Los odié querida, te juro que nunca había tenido un sentimiento tal. Miles de venganzas se cruzaron por mi mente, cientos de deseos horribles, durante mucho tiempo.
Pero todo cambió cuando Elizabeth me dijo que las cosas no eran como yo creía. Ay nena, si te contara las cosas que he sufrido. Mi prima se embarazó en el mes de mayo, y en junio recién lo supo y me lo dijo. Y entre tanta desilusión, la vida me puso entre la espada y la pared. El doce de julio me enteré que yo también estaba embarazada, de dos meses como Elizabeth. Pablo, mi marido, y ella me rogaron que los perdone, y no sé si por buena, por tonta, o porque no sabía si podría estar sola, los perdoné. Vivíamos los tres juntos, el consiguió un trabajo en el mercado, y nosotras seguíamos cuidando la casa y ocupándonos del negocio de las empanadas. Volvimos a una tranquilidad obligada, extraña y hasta bizarra.
Un día volví a casa tarde, había vendido bastante y no quería regresar antes y cortar la buena racha. Cuando llegué Elizabeth no estaba. Mi esposo no me supo explicar en dónde estaba ni por qué se había ido, pero sí me dijo que no regresaría. Furiosa, le pregunté qué le había hecho, presa de una intuición que jamás volví a sentir. Salí a buscarla en medio de la noche, ya de cuatro meses. La encontré después de unas dos horas en la plaza, terriblemente apenada.
Tuve que hablarle de todas las formas posibles para que finalmente me diga lo que menos esperaba... Su embarazo, no había sido una aventura, sino una violación. Este hijo de puta abusó de ella, y esa tarde lo había intentado nuevamente, embarazada y todo, por eso se fue.-
Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas, su rostro se tornó rojo y agrietado. Era la tristeza más profunda y la ira más enorme que haya visto en unos ojos tan bonitos.
- Esa noche me internaron y perdí a mi bebe. La única que estuvo fue ella, Pablo no apareció hasta que me dieron el alta, dos días después.
Mi prima volvió a mi casa, pero nunca más se quedo sola con Pablo. Si algo hacía falta íbamos juntas a comprarlo, si teníamos que vender también lo hacíamos juntas.
El nunca supo, hasta el día de hoy, que yo estoy al tanto de todo, es decir, que no fue un romance lo de ellos. Cree que soy una santa, una tonta que perdonó a dos personas que engañan.
Elizabeth tuvo un parto muy complicado, pero Juan nació perfecto, y hermoso como ella. Cuando enfermó, le juré que se lo cuidaría siempre y ella se fue a vivir a Lujan con su madre que la asistió hasta su ultimo día.-
-Pero, realmente estoy sorprendida. ¿Logró perdonar a Pablo de todo esto? ¿Por qué razón sigue soportando tenerlo a su lado?- le dije inquieta, atravesando una barrera de confianza que quizás ya estaba rota.
- No nena –dijo con voz suave- Amo a mi hija pero no fue concebida del mejor modo. Si sigo con él, y con fuerzas, es porque el odio corroe mis venas. No voy a parar hasta vengarme de él, por lo que nos hizo. Me vi atada por Lucía, tiene sólo dos añitos. En cierto modo lo salvó. Hubiese terminado con todo esto hace rato si ella no nacía. Hay mujeres que sufren por muchas razones, por cosas que hacen tipos como este. Y cada una tiene un motivo para no hacer algo, por miedo, porque no les creen, porque no las apoyan o porque no quieren. Yo no quiero, aun no. Daré todas las explicaciones el día que me lo pida la ley, y ahí verán por qué hice las cosas como las pienso hacer. ¿Te parece que el cara rota venga también a despedirse de ella? Hasta lloró cuando le dije que había muerto.-



El tren paró en Castelar. Estuvo detenido en medio del camino unos veinte minutos. Se despertaron los chicos, primero Lucia por la brusca frenada del tren, y después Juan Cruz por los gritos de su hermana. La nena comenzó a llorar al no ver a su madre cerca, y Pablo se despertó sobresaltado. Nos buscó y nos encontró con esa típica mirada rabiosa suya, que aunque había visto poco supe que era su característica principal. Además de ser una terrible persona, la soberbia le brotaba por los poros. Me daba asco.
- Nos cambiamos un rato para no despertarlos, le estuve explicando la receta para hacer unas buenas empanadas de carne como las que yo hago. Son diferentes, tienen sus secretos, es de familia.- dijo la señora, aunque el no haya pedido explicación alguna.
- Bueno, no me interesa. Hace mate por favor que eso esta todo lavado y callá a esta piba que se puso loca cuando no te vio.-
La mujer cumplió al pie de la letra y no volvimos a hablar hasta que el tren llegaba a mi destino.
Me paré para sacar la mochila que había puesto en uno de los ganchos para colgar equipaje sobre nuestras cabezas. No recuerdo si saludé a Pablo, si fue por educación, quizás le dije adiós. Saludé a los chicos con la mano, y por un instante en el fondo de mi ser deseé que nunca se enteraran de lo que su padre había hecho.
-Chau chica- me dijo Lucia sonriendo de oreja a oreja.
 Tendí mi mano a la señora y dijo - fue un gusto, mi nombre es María-
- El mío es Luz- le dije mientras ella me tiraba del brazo para acercarme y darme un beso.
Al oído me dijo - Nunca confíes en nadie más que en vos, hasta que alguno te demuestre lo contrario. Que dios te bendiga querida.-

Baje en Paso del Rey y caminé un buen rato bajo el sol de otoño.
Estuve todo el resto del día pensando en María, en su historia, en lo que haría.
Hoy esa mujer me demostró lo contrario, justamente confiándome todo lo que tenía adentro sin medir sus palabras. Irónicamente me dormí pensando en que sólo María, en tanto tiempo, me había demostrado que podía confiar en lo que decía, y ni siquiera la conocía. Quizás fabulaba, quizás se burló de mi, pero quizás fue una persona totalmente sincera que quería desahogarse.

Al día siguiente recordé que al tenderle la mano me había dado algo parecido a  un papel o un boleto.
Comencé a buscarlo por todos lados hasta que finalmente lo encontré en el bolsillo de la campera que tenía ese día. Había escrito en un boleto una dirección, y del otro lado un mensaje “Espero volver a verte. María.

23/03/13


Aprendiendo a remontar una vida sin vida. Un espejo vacío rodeado de rostros sin rastros.
A veces cuesta entender a los locos, pero qué más pueden hacer, si piensan diferente. Tan sólo eso, pensar algo diferente. Hacelo público y ya, sos parte de ese conjunto que hay que aislar y someter.
Barbaridades creadas por un mundo irreal, de supuestos y expectativas. Todo gira en torno al gran sol de metal, ese que brilla más que el Sol real.
Y así ya nada más vale. Nada ni nadie tiene un valor que no se pague con papel.
Se crea una vida de laboratorio en la que todos adoran al nuevo dios del progreso y la “libertad”. Crean leyes, normas, restricciones, todo para protegerlo y apañarlo. Todo se nubla y se forma una nueva realidad que nada tiene que ver con la vida. El ser transmuta,  el sentir se compra y se vende, los pensamientos se controlan y la vida, la real, desaparece.


En los hormigueros todos brindamos tributo a las reinas, sacrificamos la vida, toda, por ellas. Y morimos sin acercarnos a la verdadera vida, sin saber qué es vivir, qué es sentir, qué es lo esencial.



11/09/14

domingo, 24 de abril de 2016

No es, ni será.

Y tal vez, podría decirte un millón de cosas tontas
sabiendo que no puedo interesarte
y que en mis sueños te vas a seguir mezclando
con arañas gigantes y besos inventados.


Camino y te pienso, y sé que pensás en algo,
nunca en mi -es locura-.
Y hay tantos que lo hacen...y no me importa!
Y sigo siendo tonta al pensar en vos.
Tonta e idiota.




Es la ilusión que me mueve y paraliza.
El calor de mayo, equivocado
y agobiante.
Me gusta pensar en tus inventos,
en cuánto tiempo gastarás pensando
en un nuevo nombre para
un amigo imaginario.


Y cuánto tiempo gasto yo
imaginando inventarte.
Con un panda o un bambú.
Con el mate o un café.
Con palabras y con letras.


Y besos cerca de la boca, abrazos fuertes,
reconfortantes y hermosos.
Parado en la estación, abrigado y con calor,
esperándome para tomar mate y escuchar música,
hablando, tirados en la cama.




------------------------------------------------------- -2008 / 2009-

Al fin...

¿Todo será drástico?
Al fin un perro sin compañía,
un perro "maomeno" cuerdo...
Un perro bonito, que te sigue (o no).
Un perro que parece fiel y compañero.

¿Habrá otro muro?
Al fin un horizonte "maomeno" confiable.
Un horizonte que no conozco aún.
Sólo lo veo, cerca, lejos.
Un horizonte que parece cálido.

¿Será otro tropezón?
Al fin... y al cabo, nunca se sabe.
Al fin, sigo insegura.


"La incertidumbre no deja dormir, y no sabe si debe quererte o dejarse querer". 

-sin fecha-

Historia de un casi amor.

¿Y cómo comenzar el primer escrito de este -terrible hasta hoy- año nuevo?
Podría empezar contando que mi mente inventó una historia, un cuento drástico y malicioso, de una pobre tonta que casi conoce el amor.
 Hubo una joven, quizá existió alguna vez, que un día tropezó con algo maravilloso. Le comentaron que eso era amor, pero... hasta ese momento la incrédula no aceptaba la existencia de "aquello". Resultó ser que la vida se le rió en la cara. La muchacha, cansada de los golpes del amor, había dejado de creer en el completamente... hasta que el azar la cruzó con un extraño mago de la risa. La risa, la alegría -aparente o real- era lo más preciado para la pobre desdichada. Y el mago vino a regalarle un trozo de alegría... Que le llenaría el alma. Por tan poco tiempo...
Se conocieron. Riéron y vieron amaneceres... Lunas y estrellas girar en acrobacias. Pasaron sólo dos tardes juntos. Dos maravillosas e inolvidables tardes de lluvia y de sol, de ternura y de asombro. La incrédula creía que estaba equivocada. Comenzaba a reflexionar en su teoría.
Pero, un día, de golpe... La bruja llamada Vida, vino para atormentar el sueño. Cual sortija de calesita, el amor pasó rozando las manos de la joven, que creyó poder atraparlo.
Pero la maldita, maldita Vida, una vez más, echó una carcajada irónica sobre el rostro de la triste y afligida tonta! Y se llevó el amor bien lejos, para que la muchacha nunca más vuelva a dudar.

 Y aun le cuesta, pobre, decepcionada, aturdida. Sigue perdida y confundida en un mar de risas. En un amor, que nunca existió. Porque no existe el amor.




 Y ya me arrepentiré de esto que escribo, porque es más basura que lo anterior. Pero bueno, al menos algo para empezar el año, y para retornar a Baires, con este aire espeso, nauseabundo, molesto. A esta rutina incansable, a este vacío que duele.



.2010.