lunes, 31 de mayo de 2010

"Las tazas de esta tarde siguen sucias sobre el escritorio. Mis manos sudan y la brisa corre a traves de la ventana, helando los ojos. Mañana no estarás, no estarás. Te moriste".
FIN.

Un loco.

Bloqueada e impertinente.
Movía los pies y las caderas en un vaivén aplastado,
queriendo hacer seductor su andar.
Como un pasito de tango.
Como queriendo ir más allá.
Como la calentura y la franela en un baño publico,
precedentes al acabar apasionado
de dos sucios adolescentes.
(...)

Ejemplos de diccionario.

Descarada: Mujer que posee una excelente característica: no tiene cara.
Puede pasear entre la multitud sin ser reconocida, aunque a veces esto puede fallar,
porque en caso de que alguna persona logre verla por segunda vez, girará y la
nombrará: "ahí va la sincara, la sinojos, la descarada".
La descarada tiene ciertos vicios y costumbres que son mal vistas por la sociedad, o no
agradan. Ama mentir, robar amantes, seducir religiosos y por sobre todo, adora y no
resiste llamar la atención.

Ejemplos de diccionario.

"Ella Fantasma".

A veces, las ganas de no existir la agobiaban y hasta descomponían.
Cuando era chica, recordaba, amaba recorrer los parques del barrio con la cara pintada de blanco y envuelta en una sucia sábana gris, gritándole a sus amigos "estoy muerta, quiero que me teman". Y ellos corrían despavoridos a sus casas y comentaban la historia de "Ella fantasma".
Ahora, al pasar los años, se sentía un fantasma. Sin existencia aparente, nula y desierta entre la multitud, intentando hacerse ver sin asustar a "los".

A veces se sentía una descarada, porque intentaba llamar la atención de alguien... de ella misma.
En estos días, hubiese querido no ser temida, no ser sombra. Pero, apenas lo pensaba... amaba ser un monstruo transparente y escurridizo, le encantaban las caras de espanto.
Disfrutaba ser algo increíble, pocas veces visto, raro, mítico, supersticioso.

lunes, 24 de mayo de 2010

Rayuela.


-->
Toco tu boca, con un dedo toco tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano dibuja.
Me mirás, de cerca me mirás, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
J.C.


-->